Rainero ha dejado un país próspero

Raniero ha conseguido, con sus 56 años al frente del Principado, un florecimiento de Mónaco que este pequeño Estado nunca había conocido. Alberto II se enfrenta al reto de mantener los números de su padre.

Se dice que Mónaco le debe prácticamente su existencia (al menos su prosperidad e imagen actual) a Raniero III de Mónaco, y también se asegura que el príncipe ha gobernado este pequeño principado como si fuera una empresa, hasta el punto de que se le conoce como El Patrón o El Príncipe Constructor.

Raniero de Mónaco, que falleció ayer a las 6,35 horas, cuando contaba 81 años, es el principal artífice de que La Roca (así se conoce al Principado) haya conocido un notable crecimiento económico en los útimos 30 años. Durante este tiempo, se calcula que los ingresos del Estado se han multiplicado 20 veces y su fondo de reserva es cuatro veces su presupuesto anual, mientras que el volumen de negocios anual ronda los 9.000 millones de euros.

Raniero, cuyos funerales se celebrará el próximo día 15 en la catedral de Mónaco, no ha sido ajeno a este florecimiento. Su fortuna personal se calcula en más de 2.000 millones de euros y, aunque su composición no está demasiado clara, incluye bienes inmobiliarios, una participación en la Société des Bains de Mer (que gestiona el casino y otros negocios), y valiosas colecciones de coches antiguos y de filatelia. También ha tenido algunos disgustos, como el pulso que mantuvo con su socio, el magnate griego Aristóteles Onassis, sobre los beneficios del casino, que les llevó a los tribunales en 1964 con un fallo favorable a Raniero; o el enfrentamiento político con Francia, para lograr que Mónaco pagara los mismos impuestos que los franceses y que originó una tensión entre ambos estados.

El sucesor

Alberto II, de 47 años, sucesor de Raniero, tiene ante sí el reto de mantener "los números" de su padre. Algunos de sus colaboradores aseguran que el nuevo Príncipe posee ideas propias, y en los últimos años ha desempeñado un papel cada vez más relevante en la gestión del país. Hay quien asegura que su proyecto de futuro para Mónaco es convertirlo en una capital de la ecología y la acción humanitaria. Mónaco, por su condición de paraíso fiscal, disfruta entre otras cosas de un sistema de baja tributación para favorecer la industria de vanguardia no contaminante.

Pero Alberto tiene otro problema, además de la gestión de la prosperidad monegasca: en el caso de que no tuviese descendencia, estaría llamado a gobernar su sobrino Andrea Casiraghi, hijo de su hermana Carolina, que renunció a sus derechos sucesorios al convertirse en princesa alemana por su matrimonio con Ernesto de Hannover.

Un matrimonio muy conveniente

El 6 de enero de 1956, Rainiero anunció su compromiso matrimonial con la actriz norteamericana Grace Kelly, intérprete favorita de Hitchcock e hija del millonario John Kelly. A partir de ahí, el príncipe pudo llevar a cabo una política inmobiliaria capaz de convertir al pequeño principado en un paraíso turístico, fiscal y financiero. La boda, el 19 de abril, fue el preludio de lo que sería después la vida de Mónaco y de la familia Grimaldi, siempre presentes en prensa 'del corazón'. La princesa Gracia murió en un accidentede tráfico en 1982, tras 26 años de matrimonio con Raniero.

Un Principado que 'pertenece' a los Grimaldi

La historia de Mónaco coincide prácticamente con la de la familia Grimaldi, una saga de origen genovés que recibió en 1297 el señorío de Mónaco del Emperador Otón I. Entre 1524 y 1641 pasó a manos del rey de España y en 1793, durante la Revolución Francesa, los Grimaldi fueron nuevamente destituidos, y Francia se anexionó el Principado hasta que en 1861 se restableció su independencia bajo el protectorado de Francia. En 1911, el príncipe Alberto I, bisabuelo de Rainiero III, promovió la primera Constitución.

Según un tratado firmado en 1918 con Francia, Mónaco perdería su soberanía y quedaría incorporado a este país si el príncipe Grimaldi muriera sin dejar un heredero varón. Ante la eventualidad de que Alberto, el hijo de Raniero, no tenga hijos, el soberano modificó en 2002 las reglas sucesorias, de forma que los poderes del Estado se transmiten a la descencendencia directa y legítima por orden de edad, con prioridad -no exclusividad- de los descendientes varones.

El Príncipe Raniero III de Mónaco, nacido un 31 de mayo de 1923 como Louis Henri Grimaldi, fue educado en los mejores colegios de Inglaterra, Suiza y Francia. Tuvo además una participación militar activa durante la Segunda Guerra Mundial y su juventud le obligó a alistarse primero como voluntario extranjero en 1944.

Precisamente durante el conflicto armado, su madre, la princesa Carlota, renunció a los derechos al trono en su favor. El 9 de mayo de 1949, a la muerte de su abuelo, el príncipe Luis II, Raniero se convirtió en el príncipe de los monegascos, con 26 años de edad. Fue coronado en Montecarlo el 12 de abril de 1950.

Casado con la actriz Grace Kelly, tuvo tres hijos: Carolina Luisa Margarita (1957), Alberto (1958) y Estefanía María Isabel (1965). El 25 de noviembre de 1994 fue intervenido quirúrgicamente para sustituirle parte de la arteria coronaria izquierda, y cuatro años después volvía a ser intervenido tras sufrir una dilatación de la aorta abdominal. Le siguieron otras intervenciones pulmonares en el 2000, para controlar una formación tumoral.

Relación especial con Francia

En 1962, el general De Gaulle cercó Mónaco y lo amenazó si no alineaba su fiscalidad con la de Francia, que veía cómo miles de ciudadanos galos cruzaban un pedazo de tierra para estar libres de pagar sus impuestos. El enfrentamiento dio como resultado la promulgación de una nueva Constitución, el 17 de diciembre de 1962, que consagraba la separación de poderes en Mónaco, y los acuerdos de vecindad del 18 de mayo de 1963. Este texto prácticamente impide a los ciudadanos franceses su instalación fiscal en Mónaco, aunque no dice nada sobre los de otras nacionalidades.

La subsistencia del Principado de Mónaco sería muy difícil sin la ayuda de Francia. Los galos protegen las fronteras de los monegascos, que cuentan con un escaso cuerpo de policía de apenas 500 efectivos para proteger los dos kilómetros cuadrados del país. Por cierto, un informe parlamentario francés denunció en 2000 a Mónaco como lugar 'propicio para el lavado de capitales' y 'territorio de complacencia bajo protección francesa'. Y dos informes del Gobierno galo denunciaron las 'insuficiencias' en los ámbitos de aduanas, fiscalidad, finanzas y seguros, que hacían de Mónaco un Estado 'vulnerable' al blanqueo y con 'un desinterés manifiesto por la cooperación internacional'.

El de Niza es el aeropuerto que utiliza Mónaco, y por el que pasan todos sus visitantes.

Además, Mónaco elige a sus altos funcionarios de entre los que prepara Francia. Así ocurre con algunos diplomáticos, con los jueces del Principado, que ejercen de delegados en 'la Roca' (nombre que recibe el Principado) durante cinco años antes de volver a Francia, e incluso con el ministro de Estado. Una de las aspiraciones del nuevo gobernante de Mónaco, Alberto II, es elegir a los ministros de Estado entre su propio cuerpo de funcionarios, para evitar la dependencia de Francia.

Los funerales por 'El Patrón' se celebrarán el próximo día 15 en la catedral de Mónaco

Alberto II tiene el proyecto de convertir su país en capital de la ecología y la acción humanitaria.

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