Relanzando Alfa Romeo
"Aunque nadie me ha preguntado el por qué –y no lo
entiendo-, no es un misterio que Alfa es el proyecto en el que más me he
involucrado.
Uno de los más importantes de mi carrera".
Es toda una
declaración de intenciones de uno de los consejeros delegados con mayor tesón
en el mundo del automóvil de los últimos tiempos, Sergio Marchionne, líder de
FCA (Fiat Chrysler Automobiles).
Más que un reto, Alfa Romeo es una espina clavada en su
brillante carrera en Fiat. "Los últimos 30 años, Alfa Romeo ha estado
penando en los mercados. Dejarla competir con las marcas generalistas ha sido
una traición a los valores y al espíritu de la marca y por eso clama
venganza", explica Marchionne.
Venganza que se ha llevado por delante varios intentos de
resurrección, por lo que éste se antoja el último si, como todo parece indicar,
Marchionne dejará FCA en 2018.
Para esa fecha, Alfa Romeo debería vender
400.000 coches en todo el mundo, por los 68.000 unidades que facturó en 2014,
cifra sustentada en sólo dos modelos, el pequeño Mito y el compacto Giulietta.
Pero estos dos coches no son deportivos. No son especiales.
"Hemos aprendido de nuestros éxitos pero también de los fracasos y en los
dos últimos años, la marca ha sufrido una gran transformación", dijo
Marchionne en la presentación del Giulia, "el primer modelo de la nueva
Alfa", el día que, por cierto, cumplía 105 años.
Esta transformación ha ido acompañada de una renovación del
logotipo de la marca, que el Giulia tiene el honor de inaugurar. "Se trata
de crear, no de fabricar coches, de poner al conductor en el centro".
Esta
premisa ahonda en hacer de Alfa Romeo una marca única. "Habiendo muchos
millones de coches en el mundo, pocas marcas pueden presumir de lo reconocible
que es su firma como Alfa Romeo. Y esto debemos aprovecharlo".
Claro que crear algo único es fácil de decir pero no tanto
de hacer. Si en una primera fase de reconstitución llegaron el superdeportivo
8C y, más tarde, el 4C y 4C Spider para acentuar el ADN deportivo, ahora le
tocaba el turno al modelo de masas. De captar volumen. Porque a pesar del
sentimentalismo de Marchionne con Alfa, como ejecutivo también mira por el
negocio.
Y la apuesta es el Giulia, una berlina encaminada a luchar
en un segmento dominado por el triunvirato alemán –BMW Serie 3, Audi A4 y Mercedes
Benz Clase C– y donde acaba de aterrizar Jaguar con el XE. Por diseño, resulta
atractivo y promete la tradicional deportividad que buscan los alfistas.
Ahora bien, Alfa Romeo no volverá a ser una marca global
sólo con el Giulia. Ni éste se ha comido los 5.000 millones de euros que
Marchionne dijo a los accionistas del grupo que iban a invertir en la nuova
Alfa. "Es sólo el principio. En los próximos tres años vendrán otros siete
modelos más". Todos basados en la plataforma del Giulia, no valida para el
pequeño Mito.
El plan de negocio prevé dos modelos compactos, otro en el
segmento del Giulia, una berlina grande, dos todocaminos y un deportivo. Y sin
noticias de un posible sustituto del Mito, que va a continuar.
El primero en llegar sería el SUV, de tamaño medio rival de
los BMW X3, Audi Q5, Mercedes GLC o Range Rover Evoque, ya que "este
segmento no para de crecer y debemos estar". Llegaría a finales de 2016,
principios de 2017. El siguiente paso sería el retorno a las grandes berlinas,
territorio que abandonó en 2007 cuando dejó de vender el 166.
Marchionne reconoció que, de no ser por la integración entre
Fiat y Chrysler, el proyecto de Alfa no se podría haber realizado. Además de
las sinergias –el SUV de Alfa se nutrirá de plataformas y tecnologías de Jeep–,
FCA es un grupo global que le va a permitir a Alfa "extender por todo el
mundo su red de distribución".
No en vano EEUU es un mercado clave ya que se espera que,
para 2018, unos 150.000 Alfa se vendan allí. En cuanto a China, habrá que
esperar a que desembarque primero Jeep. Y España saldrá ganando, quintuplicará
sus ventas en 2018 hasta 15.000 unidades.
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