Y llegó el relevo en Suzuki
El eterno proceso de sucesión al frente de Suzuki –cuarto
fabricante japonés– se resolvió en la dirección esperada:
Toshihiro Suzuki,
hijo mayor de Osama Suzuki, de 85 años y al frente desde 1978, es su nuevo
presidente y director ejecutivo. Su padre permanecerá como consejero delegado y
chairman (presidente no ejecutivo).
"Si no digo mucho y dejo de trabajar, me volveré
demente, asi que seguiré trabajando lo suficiente", bromeó el octogenario
Suzuki en un acto en el que también se presentó el plan estratégico de la
compañía para los cinco próximos años, ya bajo el timón de su hijo.
En él, por ejemplo, se contempla alcanzar unas ventas
mundiales de coches de 3,4 millones (más otros dos millones de motos) en el año
fiscal que acaba en marzo de 2020, cuando se cumplirá el centenario de Suzuki.
Además, esperan lograr unos ingresos de 3,7 billones de yenes (unos 27.000
millones de euros al cambio actual), lo que supondría casi un 24% más que los
ingresos alcanzados en el último año fiscal. Por último, se ha fijado como
objetivo un margen operativo del 7% sobre los ingresos, un punto más que el año
pasado, y un pago de dividendos por encima del 15%.
Aunque las cuentas de la compañía ya mejoraron simplemente
con el anuncio del cambio en la cúpula: las acciones de Suzuki cerraron la
jornada con una subida del 2,7%, despues de que la cotización arrancase con un
incremento del 5,5%.
El relevo al frente del constructor nipón estaba previsto
que se hubiera producido en 2010, pues desde varios años antes Osama Suzuki ya
había designado como sucesor a su yerno Hirotaka Ono, entonces responsable de I+D
y producto en la marca. Pero éste murió de un cáncer fulminante en 2007,
obligando al viejo patrón a tomar las riendas cuando apenas había empezado a
dejarlas.
Cuatro años después, y convencido de que no podía seguir
acumulando todas las decisiones en su persona, se decidió la creación de un
directorio de cuatro vicepresidentes. Uno de ellos era su hijo Toshihiro quien,
como responsable de los mercados internacionales, ha sido un artífice en el
vuelco dado a la compañía.
Por ejemplo, con decisiones como volver a sus
orígenes fabricando coches y todoterrenos más pequeños, lo que fue clave para
que se marcharan de EEUU. Además, este hecho evidenció que no consideran
imprescindible, al contrario que el resto de marcas, tener una presencia en
todos los mercados.
Igual que piensan seguir caminando solos. "Somos más
partidarios de acuerdos de transferencia tecnológica que accionarial",
declaraba hace un año en una entrevista a este diario, escaldado sin duda por
el conflicto que mantienen con VW y sobre el que un tribunal de arbitraje de
Londres está a punto de pronunciarse.
El gigante alemán entró en Suzuki en 2009, un año después de
que GM liquidase su participación en el fabricante japonés y que llegó a ser
del 20%. VW se hizo con un 19,9% y su objetivo, rechazado por los nipones, era
haber alcanzado un peso todavía mayor.
Pero todo acabó solo dos años después en
medio de graves acusaciones de violación o incumplimiento de los acuerdos.Rota
la alianza, Suzuki (que tenía un 1,7% de las acciones ordinarias de VW) reclamó
a los alemanes que les revendiesen ese paquete del 19,9%, a lo que estos se han
negado.
Por cierto que Yasuhito Harayama, contratado en 2009 para
vigilar la alianza con VW y que en 2011 pasó a formar parte del directorio de
cuatro miembros, ha sido ascendido a vicepresidente ejecutivo.
El plan de negocio hasta el año 2020 contempla ventas e
ingresos récord
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